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martes, 5 de agosto de 2008

VER LO INVISIBLE, OÍR LO INAUDIBLE



"la música desconocida"; la música que oye "en castillos hechos de huesos"; "en la canción de acero de los postes de telégrafo"; en "el canto claro de la nueva desgracia"; "en la música más intensa donde se aniquiló el sufrimiento meramente armonioso".

A.R.


Lo "desconocido", en Rimbaud, es un polo de tensión, y su percepción poética penetra en el misterio a través de una realidad conscientemente hecha trizas. El núcleo de su percepción no es el yo empírico, porque en su lugar actúan fuerzas subterráneas capaces de imponerse con violencia. Sólo con ese impulso se puede palpar lo desconocido. Y este movimiento interior del ser, él lo ha expresado así: "Porque yo... es OTRO". Cuando la hojalata se despierta en forma de trompeta, no hay que echarle la culpa. Yo estoy presente al despertar de mi pensamiento; yo lo contemplo, yo lo escucho. Trazo una línea con el arco, y la sinfonía se mueve en la profundidad. Es un error decir: pienso. Habría que decir: "me piensan". Estamos, pues, en el tobogán desde donde la poesía moderna se habrá de zambullir en el caos del subconsciente.


En Rimbaud, impulso poético comienza su actividad mutilándose, afeándose el alma, haciendo cristalizar la crueldad en su obra creadora.

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